miércoles, 2 de febrero de 2011

EVANGELIO en CARNE viva


Un día de frío intenso, Serapión encuentra en Alejandría un pobre completamente desnudo. Piensa: ‘Este es Cristo, y yo soy un homicida si muere antes de que haya intentado ayudarle’. Serapión se quita entonces todos sus vestidos y los da al pobre, quedándose desnudo en la calle, con solo un Evangelio bajo el brazo, único objeto conservado… Un viandante que lo conocía, le pregunta: ‘Abba Serapión, quién te ha quitado tus vestidos?’ Y Serapión, mostrando su Evangelio responde: ‘He aquí el que me ha quitado mis vestidos’. Serapión sigue su camino y ve un hombre conducido a la cárcel porque no puede pagar una deuda. Lleno de compasión le da su Evangelio, a fin de que, vendiéndolo, pueda saldar lo que debe. Cuando, sin duda tiritando, Serapión vuelve a su celda, su discípulo le pregunta dónde está su túnica, le responde que la ha enviado allí donde era más necesaria que sobre su cuerpo. A la segunda demanda de su discípulo: ‘Y dónde está tu Evangelio?, Serapión responde: “He vendido al que me decía continuamente: Vende tus bienes y dalos a los pobres (Lc.12, 33).

Sentencias de los Padres del Desierto

No hay comentarios: