SALMO 41
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
La sed de Dios, es decir el apetito por él ha de ser Él más grande. Entonces es necesario hacerle lugar. Si tienes sed de Dios, debes beber a Dios y no hartarte de otras bebidas. No porque se demore encontrarle, te embriagues de vino ajeno.
Mario de Cristo Salvador, “Dios habla en la soledad” Pag. 27
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