miércoles, 23 de febrero de 2011

PREDICA, REPRENDE, EXHORTA


Ante Dios y ante Jesucristo que, manifestándose como rey vendrá a juzgar a vivos y muertos, te ruego encarecidamente: predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, corrige, reprende y exhorta; hazlo con mucha paciencia y conforme a la enseñanza. Porque vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de multitud de maestros que les dirán palabras halagadoras, apartarán los oídos de la verdad y los desviarán hacia las fábulas. Tú, sin embargo, procura ser siempre prudente, soporta el sufrimiento, predica el evangelio y dedícate plenamente a tu ministerio.

2Tim 4,1-5

Insiste: La paciencia y la constancia aparecen aquí, como actitudes indispensables en el “apóstol”. Paciencia y constancia porque en el camino no se verán los frutos, no te escucharan, te encontrarás con la dureza de corazón y tropezarás con tu propio pecado.

No soportarán la doctrina sana: Por aquí vienen las dificultades e incomprensiones del “apóstol”. Aunque veas una cosa como norma, buena e imprescindible, no significa que los demás la vayan a ver.

Dedícate: El “apóstol” tiene en esta palabra la clave de su vida y su función: dedicado a evangelizar. Toda su vida se vertebra en dedicarla a tal fin.

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