He estado hace poco en Egipto, y he visto de primera mano la vida de los cristianos coptos. Al entrar en el barrio copto del Cairo lo primero que te encuentras es un cerco policial impresionante, que te hace ver en que condiciones de inseguridad viven estas gentes. Su fe es una minoría, en un país mayoritariamente musulmán. Esto no es de ahora llevan siglos así. Su fe no es de escaparate, ni de tradición simplemente. La fe cristiana de esta gente ha nacido y crece en tierra árida, probada constantemente por la violencia del viento, quizá por eso sus raíces son tan fuertes y profundas.
Cada herida es un milagro en gestación. ¿Quién ha sido?.— Entre muchos Jesús pregunta por uno. Busca un tú al que mirar a la cara. Ella quería pasar por Jesús discretamente, como quien sube al autobús, sin molestar al conductor, para acomodarse en el último lugar. Pero Jesús no quiere dar sin darse. Por eso la entresaca de la masa anónima. ¿Acaso no es así la oración? Empezamos buscando el don y nos topamos con el Dador.
jueves, 20 de enero de 2011
LA FE en la piel y en el alma
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